Estimulacion-temprana-en-bebes-Madrid-300x200La estimulación temprana comprende un conjunto de atenciones, cuidados y acciones que proporcionan al niño las experiencias que necesita para desarrollar todo su potencial de forma óptima.

Los primeros años de vida constituyen el período más significativo en la formación de los niños porque, a lo largo de la primera infancia, las estructuras biofisiológicas y psicológicas se encuentran en pleno proceso de formación y maduración, y es en este momento cuando se estructuran las bases fundamentales de las particularidades físicas y de formación psicológica de la personalidad.

Esta es la etapa de la vida del niño en la que la estimulación da resultados más determinantes sobre el desarrollo porque actúa sobre procesos que se encuentran en fase de maduración. Los estímulos, en un sentido general, son impactos sobre el ser humano que producen en él una influencia sobre alguna función, es decir, una reacción.

Cuando un bebé nace, a excepción de una serie de mecanismos reflejos destinados a garantizar su supervivencia y adaptación al medio, no dispone de conductas prefijadas en la corteza cerebral. Sin embargo, el cerebro dispone de una capacidad infinita para asimilar la experiencia cultural acumulada por la humanidad, y el entorno social se la transmite a través de los adultos responsables de su formación y educación, principalmente durante los primeros años de vida. Luego, desde el nacimiento, no basta con poseer un cerebro para que surjan cualidades psíquicas; aunque se disponga de tejido cerebral y conexiones potenciales en espera de ser activadas, es preciso recibir la estimulación adecuada porque las conexiones que no se ejercitan de forma activa terminan por atrofiarse o destinarse a otras funciones.

La capacidad de asimilar los estímulos que se reciben del entorno se denomina plasticidad del cerebro. C. Cotman la define como «la capacidad general del cerebro para adaptarse a las diferentes exigencias, estímulos y entornos, es decir, la capacidad para crear nuevas conexiones entre las neuronas, permitiendo que, aunque su número se mantenga invariable, las conexiones o sinapsis entre ellas pueda variar e incluso aumentar, como respuesta a determinadas exigencias». La función plástica del cerebro no sería posible si la corteza cerebral contara con una gama de conductas determinadas genéticamente.

La estimulación en el período de cero a tres años, además de basarse en el conocimiento de la formación de las estructuras y la plasticidad del cerebro, tiene en cuenta la existencia de los períodos sensitivos del desarrollo. Se denominan así, o ventanas de oportunidad, aquellos momentos que reúnen las mejores condiciones para que una determinada cualidad o función psíquica alcance su manifestación y desarrollo óptimos. Según los resultados de numerosos estudios, el tiempo en el que es posible la estimulación de una determinada área neuronal para promover la creación de interconexiones es limitado. Si los niños no reciben los estímulos adecuados durante ese período de tiempo, dicha cualidad o función se forma de un modo deficiente o no llega a formarse.

La idoneidad de los resultados de la estimulación temprana con poblaciones infantiles de riesgo, así como los avances científicos, principalmente en psicología, biología y neurología, han demostrado que los primeros años de la vida son fundamentales para el desarrollo humano; como consecuencia de todo ello, surgió la idea de organizar un sistema de influencias educativas para la activación del desarrollo y de todas las potencialidades físicas y psíquicas de los niños desde el mismo nacimiento, se encuentren o no en situación de riesgo.

Actualmente se considera que el objetivo de la estimulación temprana no consiste en la aceleración del desarrollo, sino en el aprovechamiento pleno del potencial del niño, ofreciéndole una gama amplia de experiencias que constituyan una base firme para los aprendizajes futuros. El mejor programa de estimulación puede fallar si el adulto que lo realiza alberga expectativas excesivas y obliga al pequeño a enfrentarse a aprendizajes que no corresponden con su grado de desarrollo y maduración; de este modo, provocaría una acumulación de fracasos que dificultarían su correcta evolución. Forzar de manera artificial las facultades y capacidades del niño para que adquiera habilidades antes que el promedio de su edad, o plantear la realización de actividades para cuya resolución no dispone de la madurez suficiente, perjudican seriamente su desarrollo óptimo.

Siguiendo todo lo anterior Arco Iris tiene en cuenta los siguientes diferentes aspectos:

  1.  Disfrutar plenamente de la interacción afectiva con el niño sin plantear la actividad como un hábito o una obligación.
  2. Verificar siempre que el niño se encuentra en condiciones óptimas para recibir estímulos, que disfruta de la actividad y esta no le crea ansiedad, tensión o irritación.
  3. Observar el patrón de comportamiento y ritmo, para que el niño disfrute con la actividad, evitando la sobreestimulación.Cada niño tiene unas características individuales que lo diferencian del resto.
  4. Motivar para que se produzca el aprendizaje; solo aprende el niño que desea aprender.
  5. Ofrecer oportunidades para desempeñar las actividades con éxito; de este modo, el niño desarrolla la autoestima y la confianza en sí mismo que promueven el aprendizaje.
  6. Posibilitar la búsqueda de relaciones esenciales, la autoconstrucción de sus estructuras y la consecución de los logros por medio de la propia actividad. Recordar que el niño es el eje central del programa de estimulación.

La estimulación temprana en Arco Iris Infantil

Arco Iris Infantil ha escogido Dimensión Nubaris puesto que  se basa en un modelo evolutivo general, que ofrece multitud de estrategias fácilmente adaptables a cada niño y grupo.

Facilita propuestas flexibles que abarcan un abanico amplio y diverso de actividades para adaptar cada objetivo y contenido.

El proyecto Dimensión Nubaris está diseñado para actuar en la zona de desarrollo potencial; se plantean actividades coherentes con el nivel evolutivo y, con la ayuda, guía o colaboración del adulto, se estimulan otras actividades de mayor complejidad que aún no domina. No se ofrecen materiales para poner en juego habilidades que el niño ya domina, sino para estimular el desarrollo de nuevas habilidades con la ayuda del docente. Por ejemplo, se plantean actividades para reconocer formas redondas cuando el niño aún no es capaz de realizarlo, pero la ayuda adecuada del docente ofreciendo diferentes objetos redondos, dirigiendo su mano para señalar, nombrando la forma, etc., promueve la participación activa del niño para que establezca relaciones sustantivas y no arbitrarias entre el nuevo contenido (forma redonda) y los esquemas de conocimientos que ya había creado anteriormente, experimentando con la manipulación de formas.

Arco Iris a través de Dimensión Nubaris estimula las diferentes inteligencias del niño y se centra en la aplicación práctica de las capacidades que desarrolla, es decir, en su competencia. La información que ofrecemos es clara, coherente, organizada y susceptible de poder conectarse con las informaciones de que dispone el niño, es decir, con sus conocimientos previos. De este modo estimulamos la memoria comprensiva de las capacidades relacionadas con cada inteligencia activando procesos básicos, como la atención, la percepción, la memoria, el lenguaje y el pensamiento, y promovemos la construcción de aprendizajes que el niño utiliza en cualquier momento de la vida cotidiana y que, al ejercitarse en diferentes situaciones, se consolidan rápidamente.

Para la estimulación de capacidades de los niños del primer ciclo proponemos:

  • Masajes
  • Sesiones de juego: cesto de los tesoros, juego heurístico, juego simbólico.
  • Actividades sencillas que la familia pueda realizar con los hijos.
  • Talleres que fomentan la participación activa de todos los niños.